Habitar el paisaje

El proceso de construcción de la vivienda Dhamma avanza con precisión y cuidado en un lugar verdaderamente excepcional.

El proyecto se sitúa en el corazón de un paisaje abierto caracterizado por su vegetación natural, pequeños bosques mediterráneos y vistas lejanas hacia el mar. Un enclave que nos recuerda la importancia de escuchar el entorno antes de intervenir, de respetar su escala y su carácter, y de trabajar con una arquitectura que dialogue de manera honesta con el territorio que la acoge.

Cada decisión en esta obra nace de esa sensibilidad. La cimentación y estructura ya definen los primeros volúmenes, permitiendo intuir los recorridos, los espacios interiores y las relaciones visuales entre exterior e interior. Desde el dron se comprende de forma clara la inserción de la vivienda en el paisaje: no se impone, sino que se integra, adaptándose a las líneas naturales del terreno y permitiendo que la luz y el aire fluyan a través de ella.

La estructura de hormigón visto, robusta y precisa, no es solo un soporte constructivo, sino un marco que dará lugar a atmósferas abiertas, patios protegidos y espacios intermedios.

La vivienda se organiza a través de grandes planos horizontales que se proyectan hacia el exterior, creando umbrales, sombras cambiantes y una relación continua con el paisaje. Un gran trabajo del arquitecto José Barea, que en cada visita junto a nuestro equipo trabajan para respetar al máximo cada detalle del proyecto.

La construcción es un engranaje complejo, donde cada acción depende de la coordinación y precisión de muchas manos. La estructura avanza, pero también lo hacen las instalaciones, las mediciones, el ajuste de encuentros, la toma de decisiones que pueden parecer pequeñas, pero que serán esenciales para que la experiencia arquitectónica final sea completa.

Esta vivienda ha sido pensada para ser habitada lentamente, para abrirse al paisaje como si siempre hubiera estado ahí. Sus espacios interiores se proyectan hacia el exterior, capturando luz natural y brisa marina. Los materiales elegidos —piedra local, madera natural, texturas minerales— reforzarán más adelante esta voluntad de pertenencia al lugar.

En una isla como Ibiza, donde el paisaje tiene tanta presencia, la arquitectura debe mostrarse humilde, consciente y precisa. Este proyecto es un homenaje a esa mirada: construir sin invadir, habitar sin romper, dialogar sin forzar.

En una isla como Ibiza, donde el paisaje tiene tanta presencia, la arquitectura debe mostrarse humilde, consciente y precisa. Este proyecto es un homenaje a esa mirada: construir sin invadir, habitar sin romper, dialogar sin forzar.

Seguimos avanzando, paso a paso, con la convicción de que construir también es escuchar.
 Pronto, estas estructuras se convertirán en hogar, y el paisaje no solo rodeará la vivienda, sino que la habitará.